No es estar contra la religión ni en contra de quien la profese, y tampoco de cómo se profesa o predica cada creo.
Pero también hay que entender que en todo ámbito de cosas debe existir el equilibrio, en la tarde de este Domingo un grupo de evangélicos (se desconoce a qué iglesia pertenecen), estaban en su justo derecho de predicar en la calle como es costumbre de estas iglesia.
Lo molesto estuvo en que para llegar a más personas con su mensaje, lo hicieron con amplificación móvil, con un volumen bastante alto que se escuchaba a varias cuadras del lugar en que se encontraban, esto molesto a algunos vecinos que hacían de este Domingo su día de descanso, pero que fue interrumpido por el alto volumen de la amplificación, y del desgarrador grito de un predicador, que creyendo que mientras mas fuerte el volumen de mejor manera llegaba su mensaje.