descargaTras los actos de violencia registrados esta mañana en Valparaíso, luego de la Cuenta Pública a la Nación de la Presidenta de la República, el Arzobispo Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, expresa su dolor por la muerte de un trabajador municipal y ruega a todos los hombres y mujeres de buena voluntad buscar con mayor fuerza el respeto, la tolerancia y el diálogo social. A continuación los contenidos de una entrevista realizada hoy por www.iglesiadesantiago.cl

“Cuando hoy vi por televisión que en Valparaíso estaban sacando el cuerpo de don Eduardo Lara, un guardia municipal de 71 años, que cumpliendo con su deber falleció producto de un atentado incendiario perpetrado por encapuchados, no pude evitar recordar las palabras pronunciadas por años atrás por el cardenal Raúl Silva Henríquez, amigo y predecesor: “Hay que matar el odio antes que el odio mate el alma de Chile”. El Espíritu de Dios no está en pequeños grupos que actúan con esta violencia, sino que en la fuerza de bien que hay en millones de chilenos.

Siento un repudio muy grande. Esta manifestación violenta y cobarde, tan distinta a la que se celebró en una sesión solemne como la de hoy en el Congreso. La destrucción de bienes públicos y privados. Actos de violencia que se repiten los últimos años en esta fecha y que hoy causaron la muerte de un inocente, de un adulto mayor, de un trabajador municipal. La situación me preocupa profundamente.

Hay un malestar del cual nosotros como sociedad tenemos que hacernos cargo. Hoy más que nunca tenemos el deber de escuchar con atención cuáles son las causas que están produciendo este clima de violencia, pero al mismo tiempo, preguntarnos por qué algunos en nuestra comunidad están utilizando estos métodos violentos y crueles, que no llevan a nada bueno y positivo. Solo el diálogo, la reflexión y el discernimiento nos llevarán a soluciones positivas. Un diálogo a rostro descubierto, dando la cara, pero no la violencia de encapuchados con bombas molotov.

Es verdad lo que dijo el papa Juan Pablo II: “Chile tiene vocación de entendimiento y no de enfrentamiento”, y por eso, como hemos dicho los obispos recientemente: “(…)pudimos superar, desde estos valores, momentos mucho más difíciles y aciagos». En el contacto más frecuente que uno como obispo tiene con su pueblo, con las comunidades cristianas, en las poblaciones o en las parroquias, uno se da cuenta que de verdad Chile tiene esa vocación de entendimiento. También percibe que la gente no está feliz porque se aprecia una división, y nos vemos unos a otros con desconfianza y corrompidos. Pero no, no es eso lo que el pueblo chileno quiere. Hay una necesidad de bien y de belleza muy grandes, y el mensaje del Señor hoy está más vigente que nunca para recobrar esa luz que anhela cada persona de buena voluntad que conforma el “alma de Chile”, de la que nos hablaba el cardenal Raúl Silva Henríquez.

Cristianos protagonistas del bien común

El Reino de Dios definitivo no es de este mundo, pero Jesús nos ha dejado la tarea de anticipar el Reino definitivo hoy. La construcción de la polis nos exige, particularmente a los cristianos, que estemos presentes y seamos protagonistas en la construcción del bien común, anticipando lo mejor posible el Cielo Nuevo y la Tierra Nueva. El Reino definitivo tiene valores tan bellos que debemos empeñarnos en hacerlos presentes en la historia concreta que tenemos hoy.

Como hemos mencionado los obispos, en este ‘hoy’ vivimos una desconfianza generalizada porque, entre otras cosas, hemos endiosado al dinero, y este verdadero ídolo aparece sonriente en la mayoría de los conflictos vigentes». ¿Qué tiene que ver esto con la violencia social? Mucho. Cuando la sociedad no se percibe como una comunidad donde “todos” somos llamados a vivir una vida abundante, lo primero que aparece es la concepción individualista. Todo es para mí. Todo es para provecho mío. Mis planes, de “mi” felicidad y “mis” placeres. El dinero es un medio para servir a todos en la Creación, y no un camino para endiosarnos y para buscar las ‘propias’ ambiciones. El dinero nunca lleva a la felicidad si acaso lo convertimos en un fin o en un ídolo. Lleva a violencia.

Paz social: tarea titánica y pequeños gestos

Uno podría pensar que la tarea de construir el Reino desde ya, en este país, en este mundo, es titánica, imposible. Pero si comenzamos con pequeños gestos, por ejemplo en nuestras propias familias chilenas, aún en medio de sus penas y dificultades, iremos extendiendo una renovada cultura de la vida a nuestros hijos, a nuestros vecinos, a las comunidades. Pequeños gestos que se transformarán un día en “grandes gestos” de convivencia pacífica. Yo les ruego a los padres de familia educar a sus hijos, a las nuevas generaciones, con esos gestos de ternura y respeto, cosas muy sencillas pero que nos enseñan a ser comunidad desde muy niños. Una experiencia que nos llevará como sociedad a ser en el futuro próximo ejemplo de convivencia, perdón y amor. Debemos crear esta atmósfera que nos permita respirar un aire renovado, un aire sano y limpio, que nos conduzca a una verdadera convivencia, reconociendo al otro como a un hermano. Insisto en que es una tarea titánica, pero sí, es posible construir un mejor país.

Don Patricio: Un llamado a los políticos cristianos

El testimonio del ex Presidente de la República, don Patricio Aylwin, a quien recordamos y homenajeamos recientemente, nos habla de la responsabilidad de quienes tienen un rol público. De aquellos que tienen la responsabilidad de conducir la vida de un país, particularmente a los que se declaran políticos cristianos, y que tienen la autoridad para encaminarnos a recuperar una convivencia social pacífica. A ellos, una vez más, y con renovada confianza y humildad los invito a que construyamos una mayor “amistad cívica”; esa actitud que nos llevará a la confianza y a unirnos en un proyecto de paz y bien. Tendremos puntos de vista distintos para resolver los problemas del país, sí, pero siempre eso será positivo desde la amistad y desde la serenidad.

El político cristiano, practicante de una fe que busca obras, también es un ciudadano de este país, y tiene la tarea de buscar el bien común. Y lo hace desde la fe en Jesús, sabiendo que Él ha entregado su propio cuerpo y derramado su propia sangre por la humanidad. Y surge entonces en ese político la necesidad de imitar a Jesús. Ese espíritu un día nos ayudará a convertirnos en don para los demás, para construir el bien común. Para mí siguen siendo muy luminosas las palabras del papa Pio XII: «La política es la expresión más grande de la caridad cristiana». Para los políticos cristianos que construyen la sociedad terrena, Jesús es la piedra angular. Nuestras fuerzas no siempre lograrán el bien que se busca, pero el Señor sin duda multiplicará sus esfuerzos.

La Cuenta Pública 2016

La de hoy ha sido una cuenta honesta, donde se reconocen avances y dificultades. La presidenta reiteró que esta era la obra gruesa y que naturalmente todavía falta mucho. Por nombrar algunos aspectos positivos, doy un ejemplo sobre la reforma educacional. Es un bien la gratuidad y que esta no interfiera en la libertad del proyecto educativo. Sigue siendo una reforma que requiere afinar muchas cosas, pero es positiva y queremos colaborar para que sea por el bien de todos.

El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile nos ha invitado a asumir el desafío de un reencuentro nacional político, social y fraterno, para superar las desconfianzas y remover los obstáculos en la convivencia. Al respecto me llamó mucho la atención que en la parte final de su discurso, la Presidenta -no sé si consciente o inconscientemente- ha tomado como hilo conductor la necesidad de diálogo, mismo planteamiento que los obispos hemos puesto en relevancia. Que seamos capaces de superar la desconfianza a través del reconocimiento de nuestra fragilidad y de nuestros errores, y mirarnos en la cara para construir juntos una tarea común.